En el tiempo de los Incas existió una gran red de caminos y uno principalmente llamado Qhapaq Ñan, estos unían los territorios del Imperio Inca para atravesar la accidentada geografía de los andes, se construyeron Puentes Colgantes hechos de fibras vegetales, esta compleja tecnología se ha transmitido de generación en generación y existe un único puente que se ha renovado anualmente hasta el día de hoy por más de 500 años uniendo el pasado con el futuro; Ubicado sobre el Río Apurímac a 3700 metros sobre el nivel del mar, se encuentra Q’eswachaka el último Puente Colgante Inca, donde cada año más de 1000 personas de cuatro comunidades se reúnen para renovar sus estructuras, este ritual ancestral fue reconocido en el año 2013 por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.